Si el Gobierno te insulta con un presupuesto de 800 millones de euros para privilegiar a 18.000 Mozos sobre 130.000 policías y guardias civiles, la respuesta debe ser contundente.
Contundente respetando siempre los derechos de la ciudadanía a la seguridad, que es un valor mucho más importante que las disputas con los políticos o las reivindicaciones profesionales por justas que sean. No hay nada más alejado de un policía que un mercenario, y en los últimos años en la policía se han visto comportamientos de odio e irracionales más propios de mercenarios.
Hay un precedente ocurrido en 2008-2009 cuando Rubalcaba exigió firmar un acuerdo de catálogo con 30 millones de euros de incremento que firmaron todos los sindicatos menos el SUP, y poco después supimos que las prisas eran por una partida de 500 millones de euros a los Mozos. Los sindicatos abandonaron a Rubalcaba y se sumaron al conflicto declarado solo por el SUP hasta entonces que pasó a ser de todos. Aplicamos el lema «trabaja según te pagan» y «Cumple según cumplen» y el resultado fue una reducción de millones de identificaciones, de las arbitrarias que exigen los mandos para sus estadísticas inútiles y los políticos, que son ilegales y contra los derechos civiles y se hacen como rutina por todos los policías formados para trabajar en una república bananera de súbditos, vasallos o lacayos, no en una democracia de ciudadanos con derechos. El efecto de esta medida fue, de una parte, que se respetaron los derechos civiles de la gente a la que tenemos que servir, y de otra, que al estar los coches más tiempo en movimiento se redujeron los delitos y se produjo mayor seguridad.
Esa medida Fue atacada por mandos del SPP provocando que se retirara de la unidad de acción siendo seguido por la CEP; organizaron una campaña contra el sindicato y contra mí acusándonos de ser enemigos de los policías por defender lo que ellos habían firmado. Una medida que incrementaba la seguridad pública y dejaba con el culo al aire a los mandos. Ya saben ustedes que muchos mandos se creen los amos de la policía y a muchos les importa poco o nada la seguridad pública.
Viendo que la unidad se debilitaba, el año 2009 les propuse por escrito una candidatura conjunta de todos los sindicatos al Consejo de Policía en las elecciones de 2011, con un manifiesto que sería una censura al Gobierno porque todos los votos, el 70-80% de los policías rechazarían sus prácticas y apoyarían las demandas sindicales. Un referéndum aprovechando las elecciones. En ese escrito que remití a los demás sindicatos (SPP, CEP, UFP) señalaba el número de vocales al Consejo en las elecciones de 2011 de cada sindicato y decía que incluso el SUP (al que nos correspondían 6) podíamos rebajarlo a 5 para facilitar el acuerdo. SPP y CEP no quisieron, se acabó la unidad de acción y el resultado electoral fue el que les señalé dos años antes (el SUP, 6 y los demás el número que constaba en el escrito). Rompieron la unidad de acción y no conseguimos nada porque, como tantas veces durante mi etapa en el SUP, peleamos contra la administración y contra los demás sindicatos. Desde mi salida, el SUP se ha sumado a la trinchera corporativista que defiende más a los mandos y la empresa, la policía, olvidando que su obligación es defender a los funcionarios, a los trabajadores de la seguridad pública que es su única razón de existir.
Hoy la situación es distinta y una candidatura conjunta es imposible, pero sí es posible que defendiendo cada cual su legítimo proyecto sindical (que para mí son lo mismo, chiringuitos defendiendo una policía impropia de una democracia señalada en toda Europa por nuestras prácticas), podrían al menos pactar un manifiesto conjunto apoyando la equiparación de derechos salariales y laborales con otras policías (autonómicas, de Unidades Adscritas a CCAA, etc.)
Si los sindicatos son capaces de dejar de defender prácticas propias de policías de dictaduras bananeras con desprecio a los derechos civiles, identificaciones masivas y otros abusos que no existen en ninguna democracia europea, bajarán las estadísticas (al servicio de mandos y políticos) y mejorarán la seguridad pública. Y cuando reciban órdenes de hacer «palotes» que pidan la orden por escrito, y como no se lo van a dar porque es ilegal (contra la doctrina del T. Constitucional y T. Supremo), que los sindicatos y asociaciones actúen.
Nunca ha habido una reacción tan brutal de políticos y mandos contra el SUP, acompañado por los sindicatos SPP y CEP, como cuando planteamos esas medidas en 2008-2009. Esto deben hacerlo sindicalistas dispuestos a tener querellas, expedientes, presiones, a no ascender ellos ni sus familiares y asumir que, si quieren trabajar en serio por los afiliados de su sindicato y no por su interés personal o su chiringuito, no se puede hacer de ninguna otra manera que confrontado con Interior y los mandos. Y el dirigente sindical que no lo entienda así debería apartarse o sus afiliados, relevarlo. Porque los esfuerzos estériles producen melancolía y hay sindicalistas con decenas de años liberados, varios ascensos, ni una mala palabra ni una buena acción, cero querellas, expedientes o enfrentamiento serio con Interior (no las pantomimas habituales). De aquel conflicto de 2008-2009 unos salieron a embajadas y otros con expedientes y tiempo después, traicionados por nuestro sindicato que se mudó a la trinchera de los mandos y políticos dejándonos sin cobertura jurídica ante querellas y expedientes. Quien quiera un ascenso o una embajada debería irse de la dirección del sindicato; los afiliados que les permitan dirigir el conflicto mientras se preparan para ascender ellos o algún familiar, sepan que están vendidos y que ellos son cómplices por tolerarlo. Hace falta menos pantomima y aspavientos y más rigor en lo que se plantea