El diputado de Vox Sergio Rodríguez (1i); la portavoz de extrema derecha, Idoia Ribas, (2d) y el del PP, Sebastià Sagreras, en el Parlament
El archipiélago balear no ha sido nunca ajeno a los desmanes y los tratos de favor, máxime cuando se destaparon las múltiples irregularidades cometidas en forma de sobrecostes, sobornos y enriquecimientos ilícitos durante la segunda legislatura del popular Jaume Matas (2003-2007). Ahora, el cierre de la Oficina Anticorrupción de las Islas acordado por PP y Vox evoca, para muchos, reminiscencias de un pasado en el que las prácticas ilícitas coparon miles de páginas de actualidad y provoca que las dudas vuelvan a sobrevolar la gestión de las Administraciones.Seguir leyendo en la fuente original..+
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