Por María José Delgado Corredera
Hay que apropiarse del rey. Así hablaba Teresa en su obra “Camino de perfección”, una niña amante de los libros y sin posibilidades de acceder a una educación secundaria, en una sociedad que no permitía la ilustración más que a los varones.
¿Por qué eligió el camino que conocemos? Posiblemente la inquietud por la sabiduría que manaba de los libros de su padre -sobre todo-, con los que creció y despertó la curiosidad por vivir las aventuras que relataban dichos escritos, lanzándose a un mundo desconocido, como don Quijote, en busca de acontecimientos donde pudiera luchar así como reconocerse a sí misma en un rol notable para la humanidad.
La pérdida de su madre en su tierna adolescencia la llevaría a la búsqueda de un soporte inmortal que la acompañara para siempre, siempre, siempre; y así de nuevo pone su mirada en una imagen de María, la Virgen, asumiéndola como la madre que necesita. Sin embargo, el deseo de adoptar una madre tangible y terrenal la lleva a desear ser monja siguiendo como modelo a otra María, María de Briceño.
Teresa compara la vida espiritual con un juego de ajedrez, donde lo más deseable es alcanzar al rey -en este caso de los cielos-. ¿Y cómo trató ella misma de conseguir aquel estatus? La lucha en el juego es contra el mundo. En su entusiasmo por las aventuras, en un mundo de desigualdades, postuló nuevas formas de vivir más allá de las normas conocidas en los conventos, adaptando la interacción propia con el mundo externo, yendo y viniendo, trayendo y llevando directrices innovadoras para encontrar una manera de vida igualitaria.
Desplazándose entre cuidades y pueblos para crear conventos de carmelitas descalzas, en Ávila, Segovia, Salamanca, Madrid, Jaén, Sevilla y tantos lugares, pasó la vida de esta incansable mujer. No había trenes que la llevaran, los viajes tardaban días, semanas o meses. ¿Cuántos conventos se hubieran creado si hubieran existido estas comunicaciones?
No hablo de Teresa desde la mirada de una religiosa, ya que ello es un asunto de fe y que solo atañe a quien lo siente así; pero sí puedo escribir sobre una gran mujer, -guapa, santa e inteligente, como ella misma decía que la consideraban-, que se hizo a sí misma conquistando los sueños de la infancia entre romanceros y libros de caballería, que luego fue transformando para adaptarse a las necesidades sociales del momento, a la protección de las mujeres y a los derechos igualitarios entre hombres y mujeres (llevó su concepción de carmelitas descalzas también hasta los frailes descalzos). Teresa escribió durante toda su vida para dar testimonio de sus vivencias y su forma de ver la vida y la espiritualidad, vista en algunos casos incluso como heterodoxa, lo que a ella nunca la detuvo.
Bajo una mirada ética, no juzgamos si eran ciertos sus testimonios o hasta dónde los relatos de sus libros pretendían adoctrinar; lo cierto es que llevó su proyecto de vida con sentido a todos los lugares que pudo o que se la solicitó, extendiendo sus ideas y sus principios mientras vivió. No se desanimó nunca. Su mirada en éxtasis reflejada en cuadros de pintores de renombre pretende apuntar a una meta que quería conseguir por encima de todas las incongruencias y contratiempos que aparecieran en su vida.
Al igual que otras mujeres ya han visto reconocida su labor en la vida mediante su nombre en otras estaciones como Atocha-Almudena Grandes, Málaga-María Zambrano o Madrid Chamartín-Clara Campoamor, en estos momentos, encabezado por Jose Antonio Sierra Lumbreras, se está proponiendo el nombre de la Estación de Ávila, Teresa de Jesús o de Ávila, al Ministro de Transportes y Movilidad Sostenible para la Estación de Ferrocarril de la ciudad de Ávila.
María José Delgado Corredera es Doctora en Educación y Comunicación Social por la Universidad de Málaga. Autora de artículos sobre Educación y Arte y publicaciones sobre dichos ámbitos. Máster en Políticas y Prácticas de la Innovación Educativa y Máster en Producción Artística Interdisciplinar por la Universidad de Málaga. Titulo Superior y Título de Experta en Psicología Positiva por el IEPP y la Universidad Autónoma de Madrid. En la actualidad, es Miembro del Grupo de Investigación PROCIE- Hum 619 en la Universidad de Málaga, de la que es Colaboradora Honorífica