Dos guardias civiles expulsados por solicitar sus derechos de expresión y de asociación. Un estado profundo corrupto apoyado por un estado corrupto.
Recordando un crimen de estado.
Psiquiátricos, detenciones ilegales, de noche y sin mandamiento judicial. Torturas, y persecuciones por el simple hecho de pedir un derecho constitucional como el de asociación y de expresión. La delincuencia mantenida desde el estado profundo y autorizada por cada gobierno de turno. Ejp El de Sumar, Podemos y otros mangantes legales.
JOSE CARLOS PIÑEIRO - TRICORNIOS EN DEMOCRACIA 19 Jun 2024 - 23:00 CET
Si el hombre no ha descubierto nada por lo que morir, no es digno de vivir». Martin Luther King.
Los Héroes Invisibles de la Guardia Civil.
En los oscuros pasillos de los cuarteles de la Guardia Civil, dos nombres comenzaron a brillar con luz propia el 19 de junio de 1990: José Morata y Alejandro A. Borja. Como Rosa Parks en el movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos, estos valientes guardias civiles se alzaron contra un sistema opresivo y rígido, buscando justicia y dignidad para sus compañeros.
Su historia, llena de sacrificios y determinación, se convirtió en la chispa que encendió el fuego del cambio dentro de la Guardia Civil. José Morata: El Primer paso José Morata, un sargento con más de quince años de servicio, estaba harto de la opresión y la falta de derechos básicos dentro de la Guardia Civil. Durante años, había visto cómo sus compañeros eran tratados con dureza, sin posibilidad de expresar sus preocupaciones ni mejorar sus condiciones laborales. La estructura militarizada de la institución sofocaba cualquier intento de disidencia, y los guardias vivían bajo un constante clima de miedo y represión.
Decidido a cambiar esta realidad, Morata se unió a un grupo de compañeros igualmente comprometidos y comenzó a organizar reuniones clandestinas. Su objetivo era claro: crear un sindicato que representara los intereses de los guardias civiles y luchara por la desmilitarización y la mejora de las condiciones laborales. Así nació el Sindicato Unificado de la Guardia Civil (SUGC).
Sin embargo, el camino no fue fácil. La «Operación Columna», una campaña de represión organizada por la Guardia Civil, estaba destinada a aplastar cualquier brote sindical. En junio de 1990, José Morata fue detenido bajo la acusación de sedición y actividades sindicalistas. Su arresto fue un duro golpe para el movimiento, pero también una prueba de fuego que demostró la fuerza y la resiliencia de sus compañeros.
Alejandro A. Borja: El Espíritu de Resistencia. Compañero de Morata, Alejandro A. Borja, un joven guardia lleno de idealismo y fervor, contemporáneo en la lucha, sabía que el riesgo era alto, pero también sabía que la causa valía la pena. Tras la detención de Morata, Borja asumió que la suya estaba cerca aun manteniendo viva la llama de la resistencia en la organización clandestina.
El 19 de junio de 1990, mientras José Morata salía de la prisión militar tras varios días de encarcelamiento, Alejandro A. Borja ingresaba en la prisión militar de Cartagena bajo las mismas acusaciones de sindicalismo y sedición. Su detención, parte de la misma «Operación Columna», envió un mensaje claro: cualquier intento de organización sindical dentro de la Guardia Civil sería aplastado sin piedad. Pero Borja, como Morata, no se dejó intimidar.
La Resistencia y el Legado. La lucha de Morata y Borja no pasó desapercibida. Sus acciones generaron un movimiento de solidaridad dentro y fuera de la Guardia Civil. La prensa de la época se hizo eco de su lucha, y el Sindicato Unificado de Policía (SUP) prestó un importante apoyo al SUGC, denunciando públicamente las injusticias y movilizando recursos para apoyar a los guardias detenidos y sus familias.
José Morata, tras su liberación, se convirtió en un símbolo de resistencia. Continuó trabajando incansablemente para mejorar las condiciones de sus compañeros, utilizando su experiencia para movilizar a más guardias y crear conciencia sobre la importancia de los derechos laborales. Desde su celda, Alejandro A. Borja se convirtió en una figura emblemática del sacrificio por la causa. La noticia de su encarcelamiento resonó a nivel nacional, generando una ola de apoyo y solidaridad.
El Impacto y la Transformación. La lucha de Morata y Borja finalmente comenzó a dar frutos. En los años siguientes, las condiciones laborales de los guardias civiles empezaron a mejorar gradualmente. El reconocimiento de ciertos derechos laborales y la mejora en las condiciones de trabajo fueron logros significativos que se atribuyeron en gran parte a la valentía y determinación de estos dos hombres. Más aún, la lucha de Morata y Borja sembró las semillas del asociacionismo en la Guardia Civil. Sus esfuerzos y sacrificios inspiraron la formación de futuras asociaciones que continuarían la lucha por los derechos de los guardias civiles, allanando el camino para un movimiento más amplio y organizado.
Hoy, 34 años después de aquellos eventos, la historia de José Morata y Alejandro A. Borja es recordada con respeto y admiración. Como Rosa Parks en el movimiento por los derechos civiles, su lucha simboliza la búsqueda incansable de justicia y dignidad, y su sacrificio ha dejado una huella imborrable en la historia de la Guardia Civil y el sindicalismo en España. Su legado sigue vivo, recordándonos que la lucha por los derechos y la justicia, aunque difícil y llena de obstáculos, siempre vale la pena.
Para terminar Ya. Los crímenes de estado cometidos contra los derechos civiles y humanos de los guardias civiles, contra el valor de dos de nuestros líderes democráticos Borja y Morata, permitidos, tolerados y apoyados por los sucesivos gobiernos, son una muestra del secuestro de la democracia, de la eliminación de los derechos constitucionales y de la corrupción de estado añadiendo las graves desobediencias a las sentencias del TC de España y al Tribunal Europeo de Derechos Humanos que han condenado sucesivamente a España, y a las propias resoluciones del congreso de los diputados y que hoy mantienen el gobierno de Sánchez con la colaboración de Sumar y de Yolanda Diaz, la sonrisa del régimen de los corruptos de nuevo cuño y del bien vivir. Los hechos entierran las palabras, todavía los democratas de la Guardia Civil siguen expulsados.
Operación Columna y Gulaps o psiquiátricos de la corrupción, apoyo para los tres poderes del estado pilares de los graves delitos del estado contra sus ciudadanos.